La igualdad no significa uniformidad, sino garantizar los mismos derechos, oportunidades y obligaciones para todas las personas, sin importar el género.

La desigualdad y los estereotipos son barreras al progreso. Si no cambiamos, la igualdad real entre mujeres y hombres tardará siglos en alcanzarse.

Las leyes en España y Cataluña exigen a las empresas garantizar la igualdad de trato, combatir la discriminación y, en muchos casos, implementar planes de igualdad.

Desde la Declaración Universal de Derechos Humanos hasta la Constitución española, la igualdad de género está reconocida como un derecho básico.

Una sociedad justa promueve la equidad, elimina el sexismo y crea espacios donde todas las personas pueden desarrollarse plenamente.

Las empresas con mayor igualdad son más competitivas, sostenibles y productivas. La conciliación y el reconocimiento laboral mejoran el ambiente y reducen el absentismo.

Las políticas de igualdad atraen y retienen talento, fomentan el compromiso y refuerzan la competitividad de la empresa.

Comprometerse con la igualdad mejora la imagen de la empresa, refuerza su posición en el mundo actual y responde a las expectativas de la sociedad.